... otra vez dando la bienvenida a todos los que formamos esta comunidad del IES Fernando de los Ríos...
...caras nuevas, más que nunca hasta ahora...
... asombradas por la luz, pasean los pasillos de nuestro hermoso Centro, tan lleno de vida y de recuerdos de tanto como se ha trabajado aquí...
... y al fondo, la Sierra...
... saludan las marionetas de una mágica flauta, ahora inertes y aguardando volver a ser... los caballos de Falla... el árbol de la vida de Mendelssohn... los enormes cuadros con los que el gran Garciarias despertó en nuestros alumnos el gusto por crear... otros más pequeños abajo, casi escondidos, como reclamando ser... los hermosos colores de la Vega granadina hecha cerámica... los grises de un Guernica montado, como tantas veces, entre plurales voces... los cuatro gigantes quijotescos de tela... el árbol de la paz y la solidaridad... Platero... las mujeres rotas... los sentimientos acristalados...
... abajo, la mesa de luz, alumbrando los recuerdos de Darwin y La Transatlántida....
... nuevamente marionetas, ahora de Eurídice o el moro enamorado del Retablo...
... los andamiajes o el atrezzo de tantos proyectos musicales y teatrales... un celoso viejo cervantino... unas manos que gritaban las injusticias del mundo... unos jóvenes reclamando comprensión ante la soledad del SIDA... la Flauta... el Orfeo de Monteverdi... Don Cristobica... duendes de telenovelas...
... las manos que se juntan para el encuentro y el abandono de la violencia...
... los carteles del Coro, testigos inmóviles de casi dieciocho años de música... de una singular agrupación coral que resiste tenaz los envites del tiempo... Orfeo y Maese Pedro resuenan de nuevo... como El Mesías... o Tirant lo Blanc... o Mozart... o Ángel Peinado... que nos sigue mirando sonriente en la puerta del aula de Música abrazado por los niños...
... los premios...
... los aniversarios...
... los encuentros...
...y, desde lo alto, la Tierra, que Carles Cases nos invitó a cuidar...
... un hilo musical constante nos envuelve...
Fuera del edificio los árboles también han crecido.
Este Centro es hermoso, sí. Lo ha sido y lo es gracias a tantas gentes que pasaron por aquí y dejaron sus vidas y sus sueños entre estas paredes. Con sus aciertos y desventuras, todos trataron de entregar su tiempo y su ilusión a los niños y niñas de Fuente Vaqueros, buscando siempre el mejor de los resultados. Y nuestro Centro es testigo incansable de ello.
2 comentarios:
Hermosa entrada, Inma. Me ha transportado a mis diez años entregado a ese Instituto, mi Instituto, "mi centroparadiso".
https://vimeo.com/25931604
Mi mayor reconocimiento a tí y a los que seguís luchando tanto porque vuestros alumnos salgan adelante.
Gracias, Emilio, por tus palabras y por tanto... Hermoso tu vídeo, hermoso y emotivo. Tú formas parte, sin duda, de esta pequeña gran historia.
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